En su primera subasta tras la mejora del rating crediticio por parte de S&P, el Tesoro español ha logrado captar 5.436,3 millones de euros en deuda, gracias a una fuerte demanda que más que duplicó la oferta. El evento, sucedido el 18 de septiembre de 2025, revela tanto la confianza renovada por parte de los inversores como los retos persistentes, especialmente en lo que tiene que ver con los rendimientos. Este movimiento ofrece pistas interesantes para quienes invierten en renta fija, bonos soberanos, o contemplan las implicaciones macroeconómicas de las políticas de deuda nacionales.
- El Tesoro emitió distintos plazos de deuda: bonos a 3 años, deuda con vencimiento a 2035, y títulos a 30 años.
- En la subasta de 30 años, el tipo de interés fue del 4,078 %, el más alto para ese plazo desde 2023.
- La demanda fue muy superior a la oferta, más de el doble, lo que evidencia interés elevado del mercado por los nuevos títulos.
- S&P recientemente mejoró la calificación crediticia de España, lo que sugiere que los agentes económicos ven con mejores ojos la solvencia del país.
- Factores que han contribuido a ello: crecimiento económico relativamente sólido, cierta disminución de la deuda externa, mejores expectativas de ocupación, y una menor exposición a riesgos externos, lo que ha fortalecido la percepción del país.

- Oportunidad en renta fija soberana
Los bonos españoles a plazos largos ofrecen ahora tipos relativamente elevados, lo que puede ser interesante para inversores que busquen ingresos fijos, con tolerancia al riesgo de tipo de interés, y quieran diversificar más allá de renta variable. - Reducción de prima de riesgo percibida
La mejora del rating puede traducirse en menores costes de financiación para España, lo que podría reducir indirectamente la prima que exigen los inversores por riesgos país. - Confianza del mercado recuperada
El hecho de que la demanda haya sido muy superior a la oferta indica que hay apetito por deuda soberana española, lo que puede favorecer futuras emisiones con condiciones más benignas, siempre que las expectativas de inflación y política monetaria lo permitan.
- Tipo de interés y curva de rendimientos
Aunque los rendimientos largos son atractivos, ya que los de 30 años alcanzan niveles elevados, existe riesgo si los tipos de interés suben aún más, o si la inflación no se modera como se espera. Los inversores en plazos largos siempre tienen mayor exposición al riesgo de tipo. - Presión inflacionaria y combustible externo
Los precios del petróleo y la energía continúan siendo factores que pueden tensar los costes, tanto públicos como privados. Si estos costes siguen al alza, la inflación persistente puede degradar el valor real de los bonos. - Tipo de cambio del euro y entorno internacional
Una apreciación fuerte del euro o tensiones internacionales pueden afectar la competitividad, exportaciones y crecimiento. España está relativamente expuesta a las dinámicas europeas, por lo que los inversores deberían estar atentos a decisiones del BCE y eventos geopolíticos. - Deuda pendiente y sostenibilidad fiscal
Aunque la mejora del rating sugiere una gestión más sólida, sigue existiendo la necesidad de equilibrar el nivel de gasto público, la deuda acumulada y los déficits estructurales para mantener la confianza a medio plazo.

- En comparación con emisiones previas, este acto de captación se distingue por dos cosas: los tipos en plazos largos están en máximos recientes, y la demanda robusta sugiere que los inversores están dispuestos a asumir esos tipos a cambio de seguridad soberana.
- Otros países europeos con mejora de rating han experimentado condiciones similares: mayor interés por su deuda, menores primas de riesgo, aunque también rendimientos largos que reflejan las expectativas de inflación o de política monetaria restrictiva.
Para quienes estén considerando aprovechar esta situación, aquí algunas estrategias posibles:
Perfil inversor | Estrategia sugerida |
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Conservador / riesgo bajo | Priorizar bonos de medio plazo (por ejemplo, 3-10 años), donde el riesgo de subidas de tipos es menor, pero los rendimientos ya están mejores que hace un año. |
Tolerancia moderada al riesgo | Considerar bonos largos, como los de 30 años, si se cree que la inflación no será persistente o si se prevé que el BCE comience a suavizar políticas dentro de los próximos 2-3 años. |
Diversificación internacional | Incluir deuda soberana española como parte de una cartera propia de bonos europeos, para capturar diferencial de rendimiento con países con rating inferior, prestando atención al riesgo de tipo de moneda si parte del portafolio está en otras divisas. |
Cobertura vs inflación | Evaluar bonos ligados a la inflación o instrumentos que protejan contra inflación, dado que un entorno donde los precios energéticos suban puede deteriorar los rendimientos reales de los bonos tradicionales. |

La subasta del Tesoro español por 5.436 millones de euros tras la mejora del rating representa una noticia significativa para inversores: por un lado, confirma que España sigue teniendo crédito en los mercados de deuda soberana; por otro, ofrece rendimientos elevados, especialmente en plazos largos.
Para quienes busquen ingresos estables y seguridad, esta es una oportunidad atractiva, siempre que se evalúen los riesgos asociados al entorno macroeconómico (inflación, tipos de interés, política monetaria) y se diversifique adecuadamente.